Valiente somos las personas que cuando cosemos y observamos que una de las puntadas va a deslucir nuestra labor admitimos el error, damos marcha atrás, descosemos, acariciamos el trozo de tela descosido, lo mimamos para que no se note ninguna señal y volvemos a hacer perfectas puntadas sobre ella y reconocemos que ha sido un mal punto. Luego visitamos el sitio adecuado donde nos dejamos aconsejar y guiar para que nuestras manos aprendan o sean capaces de coser con hilos estropeados, con hilos viejos, con hilos de mala calidad sobre telas quizás pasadas por el tiempo, sobre telas finas o gruesas y también donde aprendamos a coger con nuestros dedos hasta la más cansada de las agujas que pueda existir, para que esa pieza de labor que nos va a acompañar en nuestras vidas luzcan esplendorosa y lozana a nuestro lado, pero para ello necesitamos una gran dosis de amor y sobre todo... de "Valentía"
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